La noticia ya se sabe por todos los rincones de la ciudad, pero aún así quiero ponerlo en este mi blog: el cotillón del DOMO fue apestoso.
Tuve el placer de llegar a la fila sobre la 1:45 de la mañana. Dos horas más tarde me ponían el brazalete en la entrada y me daban ese fabuloso vaso de plástico. Acojonado me quedé al ver que en la entrada dos tipos que se hacían llamar "policía" anotaban algo en sus respectivas libretas. Del mismo modo, una muchacha de la Cruz Roja hacía fotos rápidamente. Cuando vi a lo que le hacía las fotos me quedé blanco.
DOMO es una sala inmensa. Pero inmensa era también la marea humana que estaba allí concentrada. Detrás de mi grupo de amigos iban tres chicas tras las que cerraron la puerta. Estábamos entonces, en una jodida ratonera. Cualquier chispita o cualquier caída hubiera montado ahí, aunque suene mal y pecador, la de Dios.
Como es lógico, prefieres no pensar en esas cosas y disfrutar la noche, que para eso es la primera del año. Pero, ¡ajá! ¡que tienes 40 minutos para pedir una copa! Ya no sólo por la lentitud de los camareros, que entiendo que estuvieran cansados, sino porque habría unos 10. 10, para 1000 personas.
La cola del baño se unía a la del guardarropa. De hecho, me despedí de una amiga sobre las 5. A las 6 me la volví a encontrar, porque en ese momento había conseguido su abrigo.
Así que ahora toca denunciar. A los zaragozanos si se les jode, te joden. Espero que nunca más vuelvan a celebrar algo de este tipo, y a la copa gratuita de Reyes va a ir su madre. Gracias, DOMO, por jodernos la Nochevieja.
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