Cuando el mundo se te viene encima sientes por primera vez en tus propias carnes el miedo. Miedo de ti y de tu alrededor. De tus circunstancias. De lo que te pueda pasar.
El mundo se te puede venir encima de muchas maneras: con un desengaño amoroso, con una serie de responsabilidades que crees no poder afrontar, cuando fallece alguien, cuando pierdes a alguien o crees que vas a perderlo, cuando descubres que no te han correspondido...
Lo peor de todo es cuando varios de esos factores se juntan y se alían. Contra ti. Contra tus circunstancias. Y te sientes mal, y empiezas a respirar con dificultad.
Y te sientes como un zombi. Como un cuerpo sin alma. Crees que no hay solución y quieres pedir a gritos unas manos que te saquen de ahí, pero sorprendentemente no puedes. No sabes como hacerlo. Sólo esperas a que se den cuenta, porque tú solo no vas a trepar.
Pero nunca, nunca recurras a la química.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Cuando el mundo se te viene encima te cuesta mirar alrededor, pronunciar las palabras, saber qué es lo adecuado para poder sentirte mejor.
Cuando el mundo se te viene encima hay muchas maneras de pararlo, darle al stop y saber cómo dejar que dé vueltas.
Siempre tienes a alguien a tu lado que te ayuda, que lo para, que lo sujeta para que no te aplaste. Sólo tienes que levantar la cabeza y saber qué ojos mirar. Con sólo un instante, todo, todo, se entenderá.
Así que tranquilo.
Un besito.
Y si se te sigue echando encima, cambia de mundo. Te presto el mío ;)
*AdRi*
Nunca, nunca recurras a la química.
Yo tampoco tengo valor de pedir ayuda nunca. Pero ni para que me acerquen la sal. Por lo que comprendo lo que dices. Y de la misma forma que no puedo darme ánimos a mí, te los daré a ti. Pide lo que necesites y tendrás lo que necesites. No pidas nada y tendrás algo distinto.
Publicar un comentario