Protocolariamente, se aceleró la boda por dos grandes razones. En primer lugar, para evitar problemas en la ordenación (recordemos que sin matrimonio no hay cónyuge y que sin cónyuge no hay puesto) y, en segundo lugar, para favorecer la imagen taaan tradicional que tiene el político conservador.
Sin embargo, y dadas las últimas actuaciones del Presidente (recordemos el mítico y desagradable “márchate, gilipollas”), la Bruni se está convirtiendo en el mejor método para el gabinete Sarkozy para recuperar sus popularidad. ¿No me créeis? Examinemos la última aparición pública del matrimonio: su visita a Inglaterra.
En primer lugar, destacar el look de la primera dama, excesivamente cercano a la imagen de Jackie Kennedy. Después, miremos las posiciones: Carla Bruni está colocada en el lugar correspondiente a su marido, teniendo en cuenta la categoría superior de la Reina Isabel frente a su marido.
La foto manda, y la notoriedad lo sabe. ¿Y quien manda en la foto? Carla Bruni. Aunque después ya ocuparía su lugar correspondiente, lo cierto es que ésta ha sido la foto que sale en los medios. Y, aunque no entiende de protocolo todo lo que debería, sí que entiende de imagen y popularidad y ¡vaya cómo lo usa! ¿Alguien recuerda porqué estaban allí? No, pero todos saben que la Bruni estaba. Y con eso parece bastar.
2 comentarios:
Diego, qué cambio más chulo le has dado al blog. Así me gusta! Gracias!
un beso!
De política gabacha andaba un poco pez, pero desde la llegada de la guapísima Bruni sé por lo menos que existe un país al norte llamado Carla.
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