Los republicanos atacan de nuevo

John McCain, candidato del Patido Republicano a la Presidencia de los Estados Unidos, reventó ayer su propia campaña electoral, haciendo sacudir todos los sondeos e inclinando, una vez más tras los continuos desvaríos demócratas, la balanza electoral hacia la “derecha norteamericana”.

Y lo hizo con un solo nombre: Sarah Palin, gobernadora de Alaska y un auténtico tsunami político. De 44 años, fue ayer presentada en Ohio como la segunda de a bordo de los republicanos: candidata a la vicepresidencia del país.




Con cinco hijos, uno de ellos con síndrome de Down, que la convirtió en abanderada de la causa antiabortista al continuar con este embarazo, supone todos los valores republicanos encarnados en cuerpo de mujer.

Acojonadico me encuentro. ¿Por qué? Porque esta mujer puede darles el triunfo a los republicanos. Con el voto femenino descontento a favor y con el homosexual y latino en contra, sigue siendo una baza a favor de McCain. Palin defiende la intervención en Iraq, es una seguidora de las armas, se manifiesta en contra del aborto…

Es, sin duda, la carta perfecta para McCain. Palin atraerá a las mujeres descontentas con la elección de Obama en detrimento de Clinton, contrarrestará la edad del candidato (72) y hará de la Casa Blanca su nuevo hogar y campo de batalla. ¡Vaya campaña más ajetreada!




Obama, McCain, esta señora se os come.

La tía buena

A veces pienso en lo mucho que los tíos se fijan en las tías. En las pivonazos, claro. Como unos animalicos. Y van detrás de ellas. Detrás de "la tía buena". Da igual su edad. Da igual su personalidad. Da igual lo que opina de la guerra de Iraq si tiene un buen culo. Da igual si es divertida y amable mientras tenga un buen par de tetas.

La cuestión es acercarse a ella. Olerla. Aunque tengas novia. A veces, lo importante, sólo es follar. Y follar. Y follar. O peor, sólo tontear. O peor, sólo hacerse el machito, correr detrás de ella intentando conseguir algo. Cualquier cosa. Aunque sea un buen par de calabazas, propocionales al tamaño de sus perjúmenes.

Parece gracioso tomar una copa y acercarse a una muchacha y soltarle esa frase robada a Neruda: "chati, moverse así tiene que ser pecado". O "ese culo tiene que tener vida propia". O la mejor de todas y que resume a todos estos tipos: "vaya, vaya". A mí me parece patético. Y, a veces, cansa tener que soportar estas cosas cuando lo único que quieres, coño, es pasártelo bien.

Señores, yo me niego a ser así.